29 de junio de 2011

Alimentos Tóxicos


Pollo crudo: cuando vayas al supermercado elige las aves con la etiqueta "aire libre". La posibilidad de propagación de virus en los gallineros es mucho mayor que la de los pollos de granja, que son una opción potencialmente más segura.

En casa, para ayudar a prevenir las enfermedades transmitidas por los alimentos, coloca directamente el pollo en un recipiente sin mezclarlo con otros alimentos del refrigerador. Si has utilizado una tabla de cortar, límpiala (y el cuchillo) con una solución suave de lejía diluida. En cuanto a su tratamiento térmico, cocinar las pechugas y otros cortes a altas temperatura. Si es una pieza entera, mide la temperatura en la parte más gruesa del muslo.

Carne picada: compra carne "tratada por irradiación", lo pone en la etiqueta. Según los expertos es más seguro porque "la cantidad de radiactividad inducida es 200.000 veces más pequeño que el nivel de radiactividad natural presente en todos los alimentos".
En casa: agrega orégano fresco a tus hamburguesas. Los investigadores de la Universidad Estatal de Kansas mezclaron una gran variedad de especies con la carne picada para probar sus propiedades antibacterianas, y resultó que el orégano es un neutralizador del E. coli. La proporción correcta es por lo menos una cucharada por cada 450 gramos de carne. También afirman que es igual de importante aplastar la carne para reducir su espesor.

Pavo: los expertos recomienda optar por lo orgánico. En la mayoría de los casos someten a los pavos a diferentes procesos industriales e incluso se les suministra antibióticos, una práctica que puede haber alentado el resurgimiento de bacterias resistentes. Al llegar a la caja, insiste en que el pavo vaya en su propia bolsa de plástico y coloca toda la carne junta y separada del resto de alimentos para no contarminarlos con el jugo y la grasa.

En casa: retira cualquier plato o recipiente que haya estado en contacto con la carne cruda, cocinarla a alta temperatura y si se cae el jugo de la bandeja límpialo con papel de cocina, no utilices esponjas o similares ya que es el elemento más peligroso de la casa debido a que los microorganismos pueden potencialmente vivir en él.

Ostras: el poder de las ostras como afrodisíaco es exagerado, pero su capacidad para provocar diarreas no. Entérate de dónde compra el chef más reconocido de tu ciudad (tienen que proteger su negocio y su reputación, así que no se la juegan).

En casa, muy simple: come solamente las ostras bien cocidas. Si quieres sorber, hazlo solo después de leer y seguir los consejos de la etiqueta.

Huevos: la pasteurización ha reducido la tasa de contaminación por Salmonela en los huevos a solo uno de cada 20.000. Pero aún deja a más de 2 millones de huevos peligrosos en circulación cada año. A menudo, los platos preparados en los restaurantes son de una mezcla de huevos, lo que aumenta el riesgo.

En el supermercado: busca la palabra "pasteurizado" en los cartones y mira la fecha de vencimiento. A continuación, retira cada huevo y busca las grietas, los gérmenes pueden entrar después de la pasteurización.

En casa: consérvalos en su cartón , en la parte más fría de la nevera (por lo general la parte posterior del estante inferior). Después de manipularlos, lávate las manos.

Melón: las abolladuras o contusiones en la fruta pueden proporcionar una ruta a los patógenos, y el melón pre-cortado no es muy seguro.

En casa: frota la fruta con un poco de lavavajillas líquido suave durante 15 o 30 segundos con agua corriente, y asegúrate de comprar un cepillo de limpieza de los que se utilizan exclusivamente para limpiar frutas y verduras, de lo contrario, podría convertirse en contaminación cruzada.

Melocotón: la fruta es rociada con pesticidas en las semanas antes de la cosecha para asegurar la piel libre de imperfecciones. Llena tu cesta con los melocotones que lleven la palabra "orgánico" en su etiqueta. Aunque también contienen algunos residuos de plaguicidas, pero en cantidades minúsculas.

En casa: lava la fruta con un cepillo exfoliante y un poco de detergente para lavavajillas suave para retirar la capa de cera natural que mantiene los pesticidas. Esto puede eliminar más de la mitad de los residuos.

Lechuga: comprar bolsas envasadas que ya vienen lavadas no significa que estén libres de agentes patógenos. Enjuaga los vegetales de hojas verdes bajo el chorro de agua. Y cuidado con la contaminación cruzada; nada de poner la ensalada en el colador donde has lavado el pollo ni secarte las manos en el trapo que has usado para limpiar el jugo de las aves de corral.

Embutidos: la máquina de cortar fiambres es la fuente más probable de contaminación. Sin una limpieza regular, la hoja puede transferir bacterias de la carne. Pide al charcutero que limpie la máquina antes de cortar, y evita los restaurantes en los que la carne se prepara en tornos.

En casa: la prueba del olfato es infalible, si huele raro, ¡a la basura! Si vas a comer un sandwich añade mostaza, mata el 90 por ciento de tres potentes patógenos Listeria, E. coli, E., y Salmonela.

Cebolletas: juegan un pequeño papel en la mayoría de los platos, pero causaron una epidemia masiva de hepatitis A en 2003. Compra los refrigerados, la temperatura ambiente pueden desencadenar una explosión de bacterias.

En casa: abre el grifo a máxima potencia para 'reventar' la suciedad visible. Mientras aclaras, quita las hojas exteriores para exponer los microorganismos persistentes y recuerda que la cocción es solo una solución parcial.


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